Las limas negras , conocidas en Oriente Medio como loomi y limo omaní (son originarias de Omán), y a veces llamadas limas secas o limón seco, son limas pequeñas que se blanquean en agua salada y se dejan secar hasta que se arrugan, se vuelven quebradizas, livianas y adquieren un color negro polvoriento. Son fundamentales en algunos platos de Oriente Medio, ya que aportan un sabor marcadamente ácido.
Las limas negras se utilizan tanto enteras como molidas. Si se trata de limas enteras, lávelas y luego agujeréelas varias veces con un tenedor o un cuchillo pequeño y añádalas a todo tipo de guisos, sopas, tajines o estofados. El líquido caliente de estos platos pasará por los agujeros y extraerá los sabores agridulces de la lima, suavizándola en el proceso. Descarte la fruta antes de servir.
Puedes encontrar lima negra molida previamente, que a veces puede ser amarga debido a las semillas, o puedes moler limas enteras en un molinillo de especias (y quitar las semillas primero). El polvo se puede usar solo o como uno de los ingredientes de un condimento para carnes, aves y mariscos. Se puede agregar a líquidos para cocinar arroz o en cualquier lugar donde se pueda agregar ralladura de lima fresca para darle un toque ácido.
Terrosas, ácidas y brillantes, las limas negras brindan un sabor único debido al tiempo que pasan secándose hasta convertirse en esferas arrugadas.
Busque limas negras en los mercados internacionales, especialmente en aquellos que atienden a las comunidades persas. Algunos mercados indios también las venden, y también hay tiendas de especias especializadas bien surtidas. Su tamaño varía de 1 a 1 1/2 pulgadas y su color va desde el bronceado oscuro hasta casi el negro.
Guarde las limas negras enteras en un recipiente hermético en un lugar seco durante un máximo de 2 años. Deseche las que muestren signos de moho. La lima molida pierde su sabor y aroma mucho más rápido, por lo que solo consérvela mientras siga aportando sabor (normalmente, desde unos meses hasta un año).