Se necesitaría un paladar muy sensible para distinguir entre jugo de limón fresco y embotellado. Sin embargo, algunas personas usan jugo de limón fresco por muchas razones. Primero, para mantener la autenticidad posible. Segundo, algunos jugos de limón embotellados contienen conservantes. Tercero, es igual de fácil exprimir un limón y luego verterlo de la botella.
Los limones frescos se pueden conservar hasta dos semanas en el frigorífico. Cómpralos por media docena y, si no los utilizas, siempre puedes hacer un centro de mesa para tu mesa. ¿No te apetece un centro de mesa? Prueba a hacer limonada fresca y verás de dónde viene la diferencia entre el zumo de limón fresco y el concentrado.
La ralladura de limón es un recurso infravalorado. Es excelente para los postres y aún mejor con verduras frescas. Cuando cocine verduras al vapor, simplemente añada una cucharada de ralladura de limón al agua. Tendrá un toque de limón en el sabor de cualquier verdura que esté cocinando. ¡Pruébelo con judías verdes frescas y espárragos!